lunes, 12 de enero de 2009

Tucumán y su narcopartidocracia, por Ernesto Damián Sanchez Ance

El escándalo comenzó el Domingo 4 de Enero, cuando el diario La Gaceta, publicó en su portada el título LA POLITICA SE APROVECHA DEL PACO, SEGÚN UN LEGISLADOR, haciendo referencia a declaraciones del legislador Pedro Balceda, del Partido Justicialista.

Balceda sostuvo: “Los narcotraficantes se ligan al poder económico, político y policial para actuar impunemente. Las autoridades saben perfectamente quiénes son y dónde realizan sus operaciones. No se puede desconocer que algunos políticos se aprovechan de esto. El Estado no puede quedarse de brazos cruzados”. Así también, en la misma edición del matutino de mayor tirada en Tucumán, Alfredo Córdoba, jefe del Departamento Toxicología de la Municipalidad, apuntó contra la Justicia Federal y la Policía: “esto se sabe desde hace meses, y jamás se hizo nada para reprimir a los narcotraficantes”.

No pretenderé dejar como un santo a Balceda, ya que, al ser un legislador del P.J., es cómplice de todo el mal que este partido viene haciéndole a Tucumán desde 1983, porque no se le puede echar demasiado la culpa a los republicanos, por mas desastrosos que hayan sido estos milico-procesistas, de los males que aquejan a nuestra provincia, toda vez que su paso por en el Poder Ejecutivo solo fue de un periodo.

Lo cierto es que Balceda, un legislador de bajo perfil y poco renombre, salvando las distancias, vino a convertirse en el “Cobos tucumano”, al que la mayoría de los pejotistas-alperovichistas lo tienen “entre ceja y ceja”.

Dudo que a Balceda lo haya llevado a decir estas cosas el altruismo. No se puede ser altruista si se es alperovichista. Pero lo que dijo Balceda es lo que todo el mundo supone, o bien sabe, puesto que es vox populi que a tal dealer o a tal delincuente lo banca el concejal o el legislador de su barrio…porque es hermano del puntero, o es directamente el puntero.

Lo que sucede es que nuestros funcionarios no son tontos. Pero sí piensan que la gente lo es. Así, mas de un politiquero salió a decir que, si Balceda tiene pruebas de la relación que existe entre los funcionarios y el narcotráfico, que lo denuncie. Claro… ¡¿quien va a ser el estúpido legislador o concejal que se ponga en evidencia?!…aunque ya ha habido casos de funcionarios acusados de narcotráfico y a los que los descubrieron con las manos en la masa, que jamás fueron “en cana”.
Ya nadie, ni por más inocente ni bien pensado que sea, puede dudar que los narcos y muchos delincuentes están bancados por la dirigencia política. Imposible encontrar pruebas…pero de otro modo no se entiende cómo es que en Tucumán los adolescentes y niños consigan porros, merca y paco, como quien compra un kilo de azúcar en el almacén del barrio, tal como el periodismo tardía pero oportunamente lo refleja.

Todo este escándalo generó una serie de opiniones estúpidas, como ser:

1. “el problema de la droga se tiene que solucionar con el acercamiento de los jóvenes a los clubes deportivos. Al practicar una disciplina deportiva, se alejarán de los vicios que los acechan”. Estos imbéciles parecen desconocer que en muchos clubes gobiernan los politiqueros asistidos por las barras bravas que son grupos de choque, y no pocos de ellos con antecedentes penales.

2. “el problema de la droga se soluciona con la erradicación de las plantaciones de coca”. Otra estupidez. La hoja de coca no es droga. Que a partir de la coca se elabore la cocaína, y que algunos funcionarios de Evo Morales estén en ese negocio, es algo muy distinto. Además, para un importantísimo número de tucumanos y norargentinos, entre los que incluyo a muchos conocidos, amigos, parientes y a mí mismo, que de vez en cuando “acullico”, la coca es un hábito arraigadísimo por su ancestral uso. La coca forma parte de la cultura de una importante franja poblacional de nuestra región que no distingue color de piel, edad, ni clase social. Vayan estos giles a decirle a un camionero que debe manejar la noche entera desde Tartagal hasta Metán, y desde allí hasta Famaillá prácticamente sin descansar, que “largue” la coca, o prohíbale a un trabajador minero el hábito de coquear, y agáchense porque lo mas probable es que le “tiren” una trompada. En sintonía con el concepto de la erradicación de los cocales, también se puede sostener: “lo mejor para combatir el alcoholismo es prohibir la producción de alcohol”. Vayan a decirle eso a un enfermero, a ver qué le contesta.

Pero como todos sabemos, la culpa no es de los funcionarios públicos…la única culpa la tiene el pueblo tucumano, que es el que los eligió, creyendo en el dogma de que la Democracia, en su faz partidocrática, tiene la solución a todos los males que nos aquejan. Terminemos con la mentira y la hipocresía, y digamos lo que muchos piensan, pero que para no quedar como “fachos” no quieren decirlo: El problema del narcotráfico se soluciona de una sola forma: Pena de Muerte para los “dialers”, “transas”, o como se los quiera llamar. Pero claro…no faltarán los muchos que me calificarán de retrogrado e ignorante, remarcando lo del Tratado de San José de Costa Rica.

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