martes, 13 de enero de 2009

Las bajas israelíes, por Walter Preziosi

Ha llegado ya al día 18 la guerra de Gaza y los muertos palestinos, en su inmensa mayoría civiles, ya son 927 y unos 4.000 los heridos. Pero es muy poco lo que se dice respecto de las bajas israelíes. Resulta al respecto sumamente sospechosa la información de que éstas solamente sean de 13 muertos entre civiles y militares, lo cual nos da la ridícula cifra de menos de una baja por día e incluso resaltemos que la información de la muerte de ocho soldados israelíes en una sola acción fue porque fue filmado en vivo por las cámaras televisivas. Todo esto sucede justamente en momentos en los cuales Israel ha iniciado una ofensiva terrestre para dar con los milicianos de Hamas en donde las escaramuzas deben ser mayores. Pero lo más llamativo es que cuando se informa de los misiles lanzados por Hamas, los que se reconoce que cada vez tienen mayor alcance, resulta que siempre caen en descampados o en lugares en donde ya se habían ido los moradores a buen refugio y por lo tanto nunca causan víctimas. Sin embargo según fuentes que obran en nuestro haber los misiles que lanza Hamas en territorio israelí producen verdaderas matanzas de población, las cuales son expresamente silenciadas por razones de estricta publicidad.

Digamos al respecto que esto se encuadra en la actual guerra psicológica. No se quiere alentar a los árabes respecto de la eficacia de sus acciones y desde el punto de vista militar, que es lo principal que aquí se dirime, lo esencial es justamente la eficacia y no el humanitarismo, lo cual es tema en cambio del campo civil que se conmueve más por los niños muertos que por los logros militares obtenidos, pero que en última instancia no es lo que define el resultado de las guerras. Israel sabe que si le diera publicidad a las bajas sufridas haría aumentar el entusiasmo entre las fuerzas de Hamas y se multiplicarían en número por la gran cantidad de voluntarios que concurrirían desde todas partes ilusionados por tales éxitos militares. A su vez, el hecho de que se dé tanta publicidad a sus acciones de destrucción masiva, lejos de menoscabarlos los termina beneficiando. La opinión pública que llora y protesta por las matanzas no es la que estará en el frente de batalla. En cambio la mejor forma de acobardar al enemigo es dando a entender que las acciones producen muy pocos efectos y que en cambio las represalias resultan implacables y sin ningún tipo de remordimiento por parte de sus ejecutores.

De la misma manera que con los atentados del 11S y otros similares, cuando a todas luces resultó evidente que fueron exitosos en tanto produjeron víctimas y ello no pudo ser ocultado, la estrategia propagandística fue hacérselos atribuir a los mismos norteamericanos o israelíes fortaleciendo así la idea de la implacabilidad en la toma de decisiones antes que mostrar la propia debilidad y alentar así la multiplicación de tales acciones.

En esta estrategia de la 'implacabilidad' ha resultado muy útil antes y ahora la izquierda la cual, así como hoy concentra toda su propaganda en contra de Israel poniendo el acento en su carácter 'inhumano', tiempo atrás estuvo encargada de hacer lo mismo difundiendo la hipótesis del autoatentado en el 11S. En los dos casos la idea era similar a la que se implementa ahora. Se trata de poner de relieve que son potencias inescrupulosas pero al mismo tiempo sin acciones de envergadura que le puedan hacer mella.

A diferencia de la izquierda internacional a nosotros más que dolernos la muerte de civiles inocentes, lo cual siempre sucede en las guerras del mundo moderno de manera por demás lamentable, nos afectaría una eventual derrota de Hamas, que suponemos que no acontecerá de acuerdo a lo manifestado ayer por su líder Khaleed Meshaal en el sentido de que la victoria está cerca.

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